Un estreno que tratará temas filosóficos desde el principio, primero en Japón
El próximo sábado, 9 de octubre, se estrena la versión animada de la obra escrita por Tsubasa Yamaguchi, Blue Period, cuatro años después de su primera publicación en papel. La plataforma que se encargará de llevar a los espectadores a sentir lo que algunos sintieron con la lectura del manga sera Netflix y, el estudio de animación, Seven Arcs, estudio que tuvo su gran momento a principios de década y que vuelve a lo grande tras romperla estos dos últimos años, con un estreno de grandiosos números asegurados. A pesar de esto, hoy, mi intención no es hablar del estreno ni nada por el estilo.
Tras esta breve introducción, vayamos al tema principal. El camino de la vida. Jóvenes... Dichosa juventud que tienen aquellos que solo osan a salir de fiesta, emborracharse, follar e irse a dormir. Comer dormir y cagar... La dichosa juventud de aquellos los que simplemente viven sin ningún objetivo. Aquellos que no encuentran nada que se les sea afín a sus personas. Es difícil encontrar algo que vaya con uno mismo. El protagonista de la serie, se plantea las mismas dudas al principio de la historia.
Que es ser joven sin ninguna ilusión ni nada que de verdad te guste, ser un muerto en vida, uno que vive hasta morir sin nada que le apasione ni le haga realmente feliz, alguien que lleva una máscara de felicidad desde que se levanta hasta que se acuesta pero que en verdad de feliz tiene poco. Esas lagrimas al sonreír, ese querer morir porque nada te hace sentir, mostrar alguien que no es solo para no molestar y porque no interesa a nadie. Este es el caso del protagonista, Yatora Yaguchi, un estudiante de bachillerato, que vive de esa manera hasta que un día se encuentra con una inesperada sorpresa, se encuentra con su pasión, con su amor... la pintura, el arte, que le hace volver a nacer, encontrando así una nueva vida, nuevas personas y más versiones de la vida.
Con un camino por delante que correr y, una historia que trabajar, nuestro joven artista, que abandona las cosas que le hacían mal y que no le interesaban de verdad, se plantea la vida de una nueva manera. Un cambio de vida que viene de una inesperada pasión que le llega a la mesa de comer, como si el destino le estuviese sirviendo la comida, algo único y a su vez, algo que muy pocos logran, ser bendecidos por la mano del universo. Aun así, la búsqueda sigue existiendo, siendo algo que todo joven tendría que hacer, encontrar o buscar su camino de la vida, algo difícil y complicado para aquellos los que no tienen la suerte de conocer esa felicidad y que no tienen otra que seguir viviendo con una vida de desfase, mientras ven a aquellos con amor en sus ojos pasar por sus lados.
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